Se divide en cuatro tramos cubiertos con bóveda de cañón, apeadas sobre arcos fajones de medio punto. En tres de ellas esta se dispone en paralelo a la nave central, pero en el correspondiente a la puerta es perpendicular; dicha disposición, que debió existir en la nave de la epístola antes de la restauración, sirve para contrarrestar los empujes de la nave, evitando así la necesidad de grandes contrafuertes. En el extremo occidental se macizó en el siglo XVI el arco que lo comunicaba con la nave central, creándose así una capilla.